viernes, 22 de octubre de 2010

99 EJERCICIOS DE ESTILO





Inspirado por el libro Ejercicios de estilo del poeta y novelista francés Raymond Queneau, en el que el autor desarrolla 99 variaciones de un sencillo texto, el dibujante de cómics independientes Matt Madden ha querido realizar el mismo experimento, contar una sencilla historia de 99 formas diferentes, de entre las innumerables formas en las que se puede contar una misma historia.


La historia que sirve como modelo al autor es muy simple: Matt Madden trabaja con su ordenador en una habitación, se levanta mientras cierra su ordenador portátil y se dirige a la nevera, mientras su esposa Jessica Abel desde el piso de arriba le pregunta qué hora es. Matt contesta que es la una y cuarto. Su mujer le da las gracias mientras Matt abre la nevera y permanece un rato mirando su interior intentando recordar qué infiernos iba a buscar allí.


Partiendo de esa sencilla y breve historieta contada en ocho viñetas, y gracias a las 99 historietas creadas por Madden, el lector podrá ser testigo de la versatilidad de un medio como el cómic a la hora de contar una historia, utilizando varios estilos y variaciones como por ejemplo usando diversos puntos de vista, géneros, juegos formales, estilos, homenajes a otros autores e historietas, fotonovela, gráficos, mapas, anuncios, caligramas e incluso viñetas de otros cómics dibujadas por otros autores. Como podréis comprobar en las páginas del libro en manos del autor todo vale para contar una historia.


Matt Madden trabaja como profesor dando clases de cómic en la Escuela de Artes Visuales y en la New School de Nueva York, lo que explica el interés que un lenguaje tan rico y variado como el de la narrativa gráfica o el arte secuencial ha despertado en el autor para la realización de estos 99 Ejercicios de estilo en forma de historieta.

Matt Madden reconoce la influencia e inspiración de Raymond Queneau en su libro Ejercicios de estilo, ya que la meta de este proyecto es aplicar el mismo principio que aplicó Queneau al discurso, pero a los tebeos, creando tantas variaciones como sea posible en una historia simple con diversos puntos de vista, diversos géneros, diversos juegos formales etc.
Es imposible resistirse a esta propuesta, sobre todo si a uno le interesa la construcción del texto y de la gráfica del cómic, así como sus posibilidades en cuanto a vehículo artístico narrativo que es. Y es que, precisamente, el autor indaga en las posibilidades técnicas que ofrecen las viñetas.

En Ejercicios de estilo, Queneau empieza con una anécdota aparentemente trivial a partir de la construcción de 99 variaciones sobre ésta. Un hombre sube a un autobús con sombrero de fieltro y acusa a otro pasajero de haberlo empujado. Después, cuando queda un asiento libre, el hombre se sienta. Más tarde encontramos al mismo hombre delante de la estación de Saint- Lazare, en compañía de un amigo que le está diciendo que tiene que ponerse un botón más en el abrigo. Este punto de partida que surge de esta obra sorprendente le sirve al autor para aunar ironía, ingenio y sabiduría retórica. En las noventa y nueve maneras diferentes leemos la historia como un sueño, como una oda, un soneto, en el presente, como carta oficial, telegrama, como discurso relatado, en lenguaje publicitario, en jerga, y así sucesivamente. Esta obra constituye uno de los hitos del género: parte de un propósito radicalmente inconformista que es conseguir la acumulación de variaciones sobre un asunto insignificante.



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