
ases como “hoy estoy teniendo un día improductivo” o “no estoy aprovechando el tiempo” las hemos escuchado o las hemos pronunciado en más de una ocasión. Es absolutamente normal y natural que eso ocurra y que así lo reconozcamos, no somos máquinas ni debemos pretender serlo.
¿Cómo conseguirlo? Ahí van una serie de claves, pistas y pautas que me han funcionado bien hasta ahora:
1Haz sólo una cosa y que sea muy pequeña
Mi propuesta es: concéntrate en una sola cosa y trata además que sea algo muy pequeño, una tarea casi minúscula. Empieza por ahí y verás cómo sirve de detonante para continuar con otras.
2Tira tu lista de tareas a la basura
Y si la tarea que te atrae y que de verdad te apetece hacer en ese momento no es pequeña… ¡hazla tú pequeña! Divídela a la mitad, y a su vez esa mitad a la mitad y así sucesivamente hasta descomponer esa tarea en pequeños “trozos” que te intimiden menos. Empieza por ahí.
3Negocia y haz un trato contigo mismo
“Me gustaría ponerme con ello pero es que sencillamente no puedo arrancar”. Lo entiendo perfectamente. En ese caso haz un pacto o trato contigo mismo. Di lo siguiente: “voy a trabajar 10 minutos en ello, luego paro 2 minutos —para descansar ALEJADO de mi mesa—, luego sigo con otros 15 y paro 3 y así hasta completar una hora”.
Utiliza un reloj o un contador de tiempo para seguir tu plan a raja tabla y al completar la tarea premia tu esfuerzo con algo de ocio: una buena canción, una bebida que te apetezca, un paseo al aire libre, una partida en tu videoconsola, etc.
4Elimina las distracciones
5Prueba alguna actividad manual o mecánica
Recopilar información, clasificar papeles o facturas o bien ordenar nuestro escritorio, oficina o nuestra habitación son actividades que podemos hacer aun cuando nuestros activos productivos estén por los suelos. En general podemos acudir a cualquier actividad que requiera poca creatividad y empuje y estaremos adelantando trabajo y quitando del medio algo que tarde o temprano tendríamos que hacer.
Yo durante mucho tiempo subestimé las actividades manuales y de un tiempo a esta parte he descubierto que son grandes “desatascadores” de los bloqueos productivos. Ponerte con esas tareas cuesta menos y en muchos casos logran desencadenar la motivación, creatividad y empuje que creíamos perdidos para ese día.
6Rétate a ti mismo y crecerás
Crecer personal y profesionalmente es algo que muchos queremos hacer cada día. Pero eso no se consigue haciendo siempre lo mismo o dejándonos derrotar por un bloqueo productivo que viene y va. El único modo de crecer es afrontar nuevos retos, encarar nuevos desafíos, vencer nuevas batallas y aprender de nuevas situaciones.
Si interpretas ese bloqueo productivo como un reto, un puro desafío que tienes que vencer y que te hará mejor persona y profesional, no sólo estarás motivándote para romperlo, sino que con ese gesto estarás sumando, madurando y aprendiendo. Y para eso estamos aquí, ¿verdad? Porque no somos setas, ¿verdad?
7Sencillamente… ponte en marcha
Muchas veces esos bloqueos productivos son una falsa e ilusoria sensación que genera nuestra (perezosa) mente. Ni es para tanto ni todo es tan negro como lo pintamos, no te dejes engañar por ti mismo. Mover el culo, empezar YA y empezar por algo pequeño y que nos apetezca siempre es el primer paso para dar el primer paso.
Una vez en marcha, sin distracciones, haciendo sólo una (pequeña) tarea, te verás a ti mismo en acción y admitirás que realmente no era para tanto. Que también se pueden hacer cosas cuando decimos, repetimos y nos convencemos que “hoy no estamos para hacer nada”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario